WEST HIGHLAND TERRIER, UN LUCHADOR CON UNA EQUIVOCADA “CARA DE NIÑO”.

WEST HIGHLAND TERRIER, UN LUCHADOR CON UNA EQUIVOCADA “CARA DE NIÑO”.

A finales del S.XIX y comienzos del S.XX, son famosos en el Reino Unido los terriers blancos del Coronel Malcolm de Poltalloch. Son animales que destacan tanto por su belleza y participación en múltiples exposiciones caninas, como por su habilidad y destreza en la caza. En esta última faceta muestran la verdadera naturaleza de este tipo de perros terriers.

En una década en que bajo la clasificación de razas caninas, se da cobijo a las hasta entonces conocidas y otras nuevas que se tratan de ir fijando bajo caracteres muy determinados. Esta posición no está exenta de críticas. Entre la gente de perros de “toda la vida”, los que veían en el perro un elemento de utilidad que le auxiliaba en muy diversas facetas de la vida, se quejan, y no sin razón, como a través del tiempo ha quedado demostrado, que muchas de estas razas han quedado vaciadas de utilidad y se muestran como unos perros inútiles.

En las distintas modalidades tradicionales de caza en el Reino Unido, cada vez más se prescinde del perro por las limitaciones legales impuestas y un sentido más económico de la caza hace al cazador prescindir del perro. El cazador de aves apenas necesita más que un buen perro de muestra; el de caza mayor para ciervos ha prescindido del tradicional sabueso y lo han sustituido, en mucho casos, por un buen collie que lo localiza y mueve.

¿ Que pasa con los terriers? Están viendo cada vez más reducido su campo de actuación en la caza.

El que aún sobrevive y se le ve en su valor tradicional es el fox terrier. Sigue siendo un perro esencial en una jauría de perros de caza, paro todo tipo de hostigamientos que han sido muy poco comentados: se utilizaba para azuzar a los toros, a los tejones en madriguera, en las peleas de perros y como no, su función más higiénica, la matanza de ratas. Muchas de estas actuaciones fueron en esa época severamente prohibidos por la ley. Una forma muy eficaz de propiciar la desaparición de muchos de los tipos de perros de caza más antiguos, y los que sobrevivieron, tuvieron tal modificación para su preservación que son hoy día un mero testimonio de lo que fueron en su día.

Su preservación a través de razas caninas con destino a Exposiciones, ya a comienzos del siglo XX era visto como una mala actuación pues solo servía para degradar la esencia tradicional del animal: “La exhibición invariablemente tiene el efecto de producir un tipo de animal más fino y menos robusto. Con los terriers ha resultado en el desarrollo de un animal que nunca tuvo la intención de ir a trabajar bajo la tierra”.

La polémica estaba servida a ella se lanzaron verdaderos especialistas en los terriers. El Coronel Malcolm, criador de terriers blancos, a finales del S.XIX le escribió a un colega unas cartas, en las que explicaba cómo ha logrado preservar las cualidades deportivas de la raza en el terrier blanco. En sus textos consiguió demostrar que el tipo Aberdeen o terrier de cabeza pesada y llamado de mandíbula fuerte, según el patrón de moda de la raza, no era adecuado para el propósito de ir a cazar en madriguera bajo la tierra. Hacía especial hincapié en el verdadero poder para hacer daño con los dientes, y en este sentido sostenía, que este radica en los músculos que cierran la mandíbula y en la rapidez con la que mueve la mandíbula. Por lo tanto, la mandíbula debe ser lo más liviana posible y los músculos lo más grandes posible, lo que da como resultado una cabeza ancha y la nariz y la mandíbula lo más livianas posibles (de ahí la importancia en el preservar los músculos maseteros y el evitar la miositis).

En esa casi enciclopédica sobreactuación de los hombres de su época, y para mostrar lo versado que estaba en el asunto, comparó el gato, la nutria y el zorro, con los cuales los terrier criados por él, los Poltalloch terriers tienen la costumbre de tratar, en contraposición a las excesivamente pesadas cabezas de los campeones terriers escoceses de entonces. Comenzando el siglo XX, sus criterios y los principios sobre los que se asentaban se llevaron a cabo. Había mantenido una actitud de desprecio hacía las exposiciones caninas, como ente a través del cual se deterioraban la verdadera esencia de los tipos caninos: la utilidad práctica y su eficacia.

Hasta el año 1.903 en el Reino Unido las clases de terrier se veían con unos West Highland Terriers del tipo pesado, y destacaron en una exposición como la organizada por las ‘Ladies’ Kennel Club.

Poco a poco se valora de nuevo el tipo que defiende el Coronel Malcolm, poco defendido en las historias conocidas en el mundo de la cinofilia de la raza, razón por la que yo la traigo a colación en esta publicación. Los terriers blancos de Poltalloch, se mantienen en forma gracias al trabajo que tiene que hacer, según se recoge en sendos reportajes dedicados a ellos en la prestigiosa y elitista revista COUNTRY LIFE. En dicha publicación se trató primero la versión de perro de exposición de este tipo de perros y posteriormente, el gran reconocimiento de que gozaba como perro de caza.

El pintoresco paisaje de las Tierras Altas Occidentales en el que se encuentra la población de Poltalloch tiene unas características muy singulares para la caza. Indudablemente no se puede cazar como en un condado de las Tierras Bajas, y los zorros aquí, como en otras tierras altas de las highland de Gran Bretaña, tienen que ser cazados de una manera más hábil y eficaz.

La ventaja claramente declarada por el Coronel Malcolm respecto de sus perros, es que estos tienen tantas facilidades para mantener las características de pelea de la raza, por sus constantes escaramuzas que libran contra los zorros, con tejones ocasionales y otras peleas con otras alimañas. Una de las actuaciones más drásticas la realizan los pastores para limpiar los pastos de depredadores y hostigadores de sus animales como el zorro. Los pastores se reúnen con sus perros y escopetas y masacran zorros el día de Navidad.

Sin embargo esta práctica es considerada por el Coronel Malcom como antideportiva y defiende el carácter “deportivo” que debe ser preservado en la misma. Así declara. “En Poltalloch, en lugar de adoptar esta costumbre algo antideportiva, matan al zorro con terriers, y durante mucho tiempo han conservado esta raza especial para este propósito. Esta raza era originalmente el Scotch terrier ordinario, y solía ser costumbre descartar todos los que eran blancos, por suponer que eran más débiles que los demás”. El capricho consentido a los niños de la familia, Wishaw, permitió la supervivencia de algunos cachorros blancos. Poco a poco, esta variedad que había sido objeto de desprecio por ser blandos, se convirtieron en ejemplares más resistentes de lo que podían imaginar, y se comenzó la costumbre de seleccionar solo los cachorros de color blanco puro para la cría. Decía el especialista de Country Life redactor del artículo que a su juicio: “Era una forma legítima de iniciar una nueva variedad de perro, y muy diferente a la del cruce y recruce, que es el origen de muchas de las llamadas razas”. La formación de los terriers de Poltalloch fue estrictamente por razón del color de su pelo, dentro del criterio de mantener completamente puro el tipo tradicional.

Rápidamente se logro la supremacía en la cría del color blanco, y rara vez arrojaban cachorros de otro color.

La clave de su preservación la encontramos en que logran mantener su utilidad tradicional. Eso determina su tamaño. Como su ocupación principal es entrar en las madrigueras y atrapar a los zorros entre los peñascos, debe ser pequeño, activo, musculoso, el peso no debe exceder 18 libras (unos 8 kilogramos más o menos), y un promedio de 15libras (unos 6 kilos y 800 gramos). Debe comportarse como un perro de genio y coraje. El color debe ser blanco puro, con la boca y la nariz negras; los pelos deben ser duros o medio duros. Debe considerarse la necesidad que no puede faltar o ser deficitaria de una buena capa interior de pelo que lo proteja del frío y le sirva de defensa contra los dientes de sus presas. Si nos damos cuenta, la definición original de la raza por aquel entonces ya marcaba los caracteres raciales, la tipicidad, marcando que ojos y boca negras (marcando que esta característica debe existir para evitar el albinismo). Si nos vamos al Estandar de la Raza definido por el Kennel Club Inglés, podemos ver que se mantienen esas características en la actualidad, al menos en la definición.

Cuando los terriers del Coronel Malcolm aparecieron en los rines de las exposiciones caninas de su época, dicen las crónicas que fue por vez primera en Londres, uno de los jueces encargados del evento los describió como terriers con “caras de bebé“, un comentario que mostraba claramente que desconocía de lo que eran capaces de lograr en la caza.

Otra cosa hubiera pensado de ellos si hubieran conocido lo que uno de los artículos sobre ellos recogía: “En 1802 cazaron y mataron en sus madrigueras no menos de veintiocho zorros y cuatro nutrias, y en diez años la cifra total asciende a 500 zorros”. Para mostrar lo que tienen que hacer más con el ejemplo que con el precepto damos un relato auténtico de una de sus actuaciones. Lo siguiente está impreso de un informe enviado al Coronel Malcolm por uno de sus cuidadores: “Partí una mañana con un equipo de siete terriers en busca de zorros. Señalé dos madrigueras y no encontré a sus moradores. Cuando un poco más adelante, un cachorrito de diez meses jugando se adentró en un cubil, y cuando me percaté este estaba ocupado con una zorra que estaba defendiendo a sus siete cachorros. El resto del equipo corrió hacia ella y ella no pudo escapar, ya que los terriers no se lo permitían, por lo que no le quedó más remedio que pelear fuera del cubil. Lucharon duro contra ella durante cinco horas. Entonces decidí buscarlos. Cuando logramos alcanzarlos, encontramos una pequeña hembra terrier que tenía a la zorra cogida con una buena mordida de su mandibula. Esta pequeña perra solo pesa 10 libras (4 kilos y medio). Tenía el costado casi destrozado, hasta que se le podían ver las costillas, y la cabeza y la nariz con muchos cortes y heridas. El cachorro que había iniciado el encuentro estaba también con cortes por todas partes y sangraba de una herida grave debajo del ojo, a través de la cual el zorro le había hundido los dientes. Otro de los terriers tenía dos de sus dientes dobles y parte de la encía colgando sobre el labio, que tuvo que ser cortado. A otro le arrancaron el labio inferior de la encía, y los demás tenían heridas por todo el cuerpo. Cuando nos acercamos a ellos, no parecían estar cansados de la lucha, ya que se apegaban a ella como demonios Todos son mejores y han tenido muchas buenas peleas desde entonces. N.B.—La zorra estaba viva cuando la atrapamos, pero murió a los pocos minutos; y para los cachorros, simplemente fueron eliminados.”

Normalmente, para los que no estén versados en esta modalidad tradicional de caza británica, ésta se práctica en primavera, ya que en otras épocas las zorras pasan gran parte de su tiempo fuera de sus madrigueras.

Al respecto el articulista del COUNTRY LIFE aclara: “Pero en mayo, cuando la zorra tiene sus cachorros, su costumbre es tomar posesión de un túmulo y permanecer allí hasta que, a falta de otra perturbación, se ve obligada por razones sanitarias a cambiar de residencia. A menudo, los perros la encuentran a ella y a sus cachorros como hemos descrito, y si se espera hasta la madrugada, el zorro también puede llegar a aparecer. El macho durante la noche, sale a cazar aves acuáticas y otras presas, y al amanecer regresa a casa con lo logrado de la noche para alimentar a la zorra y a sus crías, hasta entonces, a menudo pueden verse esperándolo en la boca de un túmulo”.

No necesita obviarse que la caza del zorro y otras alimañas necesita de un buen perro para enfrentarse a ellas bajo cualquier circunstancia. Especialmente si se trata de luchar contra él en las cavernas rocosas en que se suelen refugiar. Para ello necesitamos de un perro que tiene que ser tan ágil como el propio zorro, que sea capaza de deslizarse a través de aberturas estrechas y defendiéndose en lugares donde los dos animales apenas tienen espacio para moverse y maniobrar.

Puede que alguno de los que lean esta publicación se pregunten, ¿Cuál es el animal más difícil de abordar, un zorro, un tejón o una nutria?. Indudablemente el tejón, para el que un perro o una jauría de perros, necesitan emplearse mucho y bien.

Fuente: Ricardo de la Rosa

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